lunes, 17 de octubre de 2016

Colaboración con Día de la Escritora, Biblioteca Pública de Jalisco "Juan José Arriola"


Mi agradecimiento a la maestra Reyna Hernández Haro, por incentivarme a escribir este "saludo literario", para compartir, aunque de lejos,  con el pueblo mexicano:





Sobre los Procesos Creativos en Literatura
(Breves alcances sobre la importancia del camino en el oficio de escribir)


Tal como está diseñado en cada aspecto de la vida, en la creación literaria existe un camino particular que recorrer antes de llegar la obra deseada o concluida. Son estos procesos o hilar de sucesos los que, a mi parecer, enriquecen sobremanera el producto final.

Con el arte, bien lo sabemos, no se lleva el concepto de lo instantáneo.  Al contrario, cada paso transitado en busca de lo anhelado resulta emocionante, conmovedor y hasta mágico. Naturalmente, lo expresado no tiene que aplicarse como un axioma o verdad inapelable. Somos tan diversos los seres humanos, tan singulares en virtudes, inclinaciones, perspectivas y defectos, que cada cual tendrá su método de preferencia en particular.

Si nos atenemos a la escritura en prosa, sea breve o extensa, es muy posible que un método de rigor sea provechoso y logre regularmente los frutos deseados. Un proceso de ese tipo, suele constar de pasos muy marcados, recurrentes y abundantes en palabras que, según la destreza del autor, llegarán o no a buen puerto.

Sin embargo, la poesía es tema aparte. Soy una convencida – y así me lo dicta mi experiencia-  que para “atraparla”, debe haber una gran cuota de inspiración: un estado especial de sensibilidad en el alma que unida al buen manejo de los recursos literarios necesarios, logrará verter en el papel o pantalla, una muestra de humanidad, ya sea al expresar amor, dolor o rabia. Un considerable respeto por el lenguaje unido a una pizca de sazón de magia, y allí lo tenemos: nuestro poema emerge ante nuestros ojos como un milagro de expresión que muchas veces, ni nosotros podemos creer.

Ese acto creativo se podrá valorar o calificar de mil maneras, pero, insisto en expresar mi humilde opinión: su valor intrínseco, más allá de la belleza o el impacto que provoque en el receptor, es que ayuda a reconocernos. Es, lisa y llanamente nuestro reflejo: a veces conocido, otras ignorado, pero allí estamos, desnudos frente al espejo de nuestros ojos y de quienes nos leen o escuchan. Cada paso del proceso que nos transporta a este instante, resulta, ni más ni menos, que una parte insoslayable de la Vida misma.



Amanda Espejo / Quilicura / octubre – 2016


Biblioteca Pública del Estado de Jalisco / Día de la Escritora




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